Viralizar el odio

Es difícil escribir una columna de opinión en tiempos de lideres extremistas sin tenerle miedo a las repercusiones, y no porque habría de temerle a una de estas personas, sino porque la tecnología que los rodea le han obsequiado al mundo la habilidad de replicar cualquier tipo de información, le han regresado la voz a los que tenían mucho de no ser escuchados, y que probablemente muchos no queríamos volver a escuchar.

La polarización de opinión es mas evidente hoy en día, (y pensando mas allá de lo que alguna vez dijo Umberto Eco sobre la accesibilidad a comunicarnos) porque la tecnología ha proporcionado un desaguadero de opiniones de todo tipo a todo tipo de personas, no por el hecho de que sea la primera vez que algunos las escuchemos, (o leamos), significa que nunca hayan estado ahí. Las realidades que han rodeado a los grupos extremistas o a sus simpatizantes no son situaciones de hoy, ni de ayer, son realidades diluidas por muchos años entre diálogos políticos y de progreso proporcional, realidades que tal vez muchos considerábamos ya inexistentes, pero que hoy se demuestran mas vivas que muchas otras.

Los eventos que han rodeado a nuestras comunidades los últimos años nos llevaron a despreciar a diferentes lideres de opinión; nos han demostrado que un discurso de odio y extremismo pudiera ser lo que le gusta y quiere la mayoría. Y considero que de la misma manera nos enorgullecemos y nos convencemos de que este tipo de eventos o de diálogos jamás suscitarían en México.
Basta con abrir la sección de comentarios de Facebook sobre alguna marcha, movimiento, para encontrar el mismo diálogo que escuchamos de estos lideres, seguidos de una serie de reacciones y otros comentarios apoyando el discurso y las mismas opiniones.

Era difícil imaginarse una realidad así en México, y probablemente las redes sociales no sean la mejor manera de medir una mayoría, pero sí demuestran la realidad de muchos, una realidad plagada de privilegios y de ignorancia de la existencia de estos, causando una ceguera hacia lo que ha sido referido los “dos Mexicos”, que probablemente hoy ya son tres, cuatro o cinco.

Escribimos esperando tener una reacción, en mi experiencia, siempre esperando que sea positiva, y es sencillo (al parecer) que una opinión polarizada la obtenga. La definición de mayoría, en sistemas utilitaristas, dictamina las acciones a tomar y por ende las normas; y al escuchar noticas, leer comentarios como estos, me sigo cuestionando si verdaderamente las normas podrían considerarse “lo normal”.

 

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