Padecen diabetes 3 de cada 10 Nuevoleoneses

Tomar agua, comer, ir al baño, dormir, tomar agua, comer, dormir.  Esta era la rutina de Teresa cuando tenía 14 años. En dos semanas perdió 10 kilos, comía en exceso y padecía fatiga crónica. Sin saberlo, pertenecía al cinco por ciento de los jóvenes con diabetes Tipo 1 en México.

Al inicio de la tercera semana, Teresa presentó un cuadro de cetoacidosis diabética, un elevado nivel de azúcar que acidifica la sangre y puede ocasionar un coma diabético.

En una serie de entrevistas elaboradas por la Agencia Informativa UDEM, Maribel García Méndez, presidenta de la Asociación Mexicana de Diabetes de Nuevo León (AMD), informó que tres de cada 10 neoloneses sufren de esta enfermedad silenciosa que puede confundirse con gastroenteritis o  apendicitis y, por lo mismo, resulta muy ajena a la población juvenil.

César Alberto Lucio Ramírez, pediatra de la Escuela de Medicina y Ciencias del Tecnológico de Monterrey afirmó que la diabetes melitus se caracteriza por los niveles altos de glucosa en la sangre que ataca a niños  y jóvenes entre los 10 y 12 años. Sin embargo, cada vez más menores son diagnosticados con la Diabetes Tipo 2, lo que significa un descontrol total en el estilo de vida de la población infantil mexicana y que, de acuerdo con proyecciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), será la séptima causa de muerte en 2030.

Este padecimiento dinámico e inexplicable para el sector salud no es hereditario, pero si se tiene a un familiar con esta enfermedad las probabilidades de desarrollarla son más altas, coincidieron Lucio Ramírez y García Méndez.

CARA A CARA CON LA DIABETES

“Cuando me detectaron la diabetes, lloré como por dos días, pensé que me iba a morir y con la ignorancia llegas a imaginarte los peores escenarios”, dijo Teresa.

Así como ella, existen pacientes en México que viven en el aislamiento al sentirse discriminados por la sociedad, pues hay un gran desconocimiento de la enfermdad; Sin embargo, el apoyo de la familia es definitivo para animar y enfrentar las nuevas costumbres que controlarán la vida del diabético.

A pesar de que es un padecimiento que ocupa los primeros lugares a nivel mundial de mortalidad, los tabúes sobre la diabetes como las curas milagrosas y las enfermedades a partir de sustos siguen existiendo en la cultura mexicana, aseguró Lucio Ramìrez.

García Méndez agregó que el desconocimiento de la enfermedad es una de las principales barreras que enfrentan las personas que viven con diabetes porque no están conscientes de lo que pasa con su cuerpo.

Angélica Quiroga, catedrática del Departamento de Psicología de la UDEM, indicó que los niños procesan y reaccionan al diagnóstico de esta enfermedad de manera diferente a los adultos.

Si el paciente ve todo lo positivo que tiene y  no se concentra en su enfermedad, en esa misma medida va a poder balancear las carencias. Asimismo es importante la estructura familiar ya que la reacción de los padres tiene más efectos colaterales, dijo la especialista en psicoterapia familiar sistémica.

El tener una postura familiar definida actúa de manera positiva en la persona que vive con diabetes ya que sin estos recursos empáticos la persona podría entrar en un estado de ansiedad o depresión aguda.

VIVE IGUAL AÚN CON DIABETES

“Empecé con inyecciones, después cambie a la bomba porque antes salía a comer, sacaba mi jeringa y todos se sacaban de onda. Ahora es más simple, solo tengo que cambiar mis repuestos cada cinco días; sin embargo aun me checo la insulina como cuatro veces al día”, afirmó Teresa, quien ahora tiene 18 años.

El costo de la bomba que controla su tratamiento fue de aproximadamente 70 mil pesos y gasta 50 mil pesos mensuales en los consumibles de insulina que cambia cada dos semanas.

“Puedo hacer lo que me gusta, incluso puedo vivir mejor que alguien que no tiene diabetes porque estás más consciente de tu salud”, manifestó la estudiante de Diseño Gráfico.

Esta enfermedad invita a propiciar la buena alimentación, una educación acorde con los buenos hábitos y políticas públicas para tener una mejor calidad de vida.

 

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