Destaca necesidad de crear nuevas masculinidades

Como parte del programa de eventos en la Semana Morada, el Departamento de Humanidades en la Universidad de Monterrey y el Centro de Equidad de Género e Inclusión (CEGI) organizaron una plática con la maestra Anabela Sánchez Martínez, quien durante más de 30 años ha sido profesora de la UDEM, impartiendo distintas materias relacionadas con la sociología e investigación social. 

La charla fue a través de la señal de Radio UDEM 90.5 F.M. durante el programa Humanística, conducido por el Doctor en estudios Humanísticos, Paulo de la Cruz Alvarado. La finalidad de la plática fue reflexionar acerca de la violencia de género en la sociedad y buscar estrategias para erradicarla. 

Sánchez afirmó que contrarrestar los problemas de género hoy en día no solo depende de las mujeres sino también de la conciencia de los hombres.

 “Hay que reeducar a los hombres, en las clases que doy los varones son aquellos que más se sorprenden de los privilegios que tienen solo por ser hombres, que me digan esto mis estudiantes es un abrazo académico”. 

Uno de los principios para erradicar la violencia de género es hacer reflexión sobre los roles impartidos por la sociedad a lo largo de la historia, mismos que han obligado a hombres y mujeres a apegarse predeterminadamente a una serie de conductas y tareas.

“ La idea es generar reflexión sobre este comportamiento machista que ha hecho que las mujeres tengan cierta actitud, pero los hombres también. Tenemos que cambiar nuestras acciones de la vida cotidiana, son detalles pequeños pero están segmentados” mencionó Sánchez Martínez.

El constructo social que se basa en asumir roles según el género ha causado un daño tanto en mujeres y hombres; estas ideas que fueron forjadas por generaciones anteriores se encargan de limitar socialmente a las personas al realizar actividades, pero al mismo tiempo, también son factores que influyen en que ambos géneros ni siquiera puedan expresar sus emociones y sentimientos, añadió.

“Que un hombre no pueda llorar o que no pueda mostrar emociones, no es más que un rezago de esta cultura patriarcal que ha limitado a los hombres a expresarse”.

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