¿De qué hablamos cuando hablamos de política en tiempos electorales?

Desde hace tiempo el debate público en México está en crisis. Y en tiempos electorales, el problema se agudiza. Las nuevas tecnologías han fomentado una guerra de desinformación que afecta los procesos democráticos. ¿De qué hablamos cuando hablamos de política en tiempos electorales? No está claro.

Las redes sociales le han dado la oportunidad a muchas personas para emitir su opinión sobre diferentes temas, pero al mismo tiempo se ha generado un escenario en donde las confrontaciones no se hacen con argumentos, sino con insultos y descalificaciones.

Luis Muñoz Oliveira, filósofo, escritor e investigador mexicano de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que una de las causas de la mala calidad en el debate es la pobre educación cívica, la enorme desinformación por medio de las redes sociales y la falta de un pensamiento crítico.

‘‘Tenemos que aprender a discutir mejor, mientras sigamos con estos debates tan pobres, tan vacíos, tan llenos de falsedad, no vamos a lograr tener una mejor democracia, la única forma de tener una democracia plena es a través de la educación e información de calidad”, aseveró el autor de La fragilidad del campamento, un ensayo sobre el papel de la tolerancia.

La falta de respeto, tolerancia y capacidad de escuchar distintos puntos de vista no permiten el intercambio de ideas e impiden llevar a cabo un debate de calidad, para lo que se requiere interés y conocimiento por parte de las personas. No sólo basta con tener información, es necesario saber discutir democráticamente, añadió.

Julio Trujillo, poeta, editor, escritor y director editorial de Alfaguara en Penguin Random House México, señaló que actualmente el respeto y la tolerancia en el debate público no están presentes, ya que se suele contraatacar con algún tipo de insulto que no contribuye a la discusión.

“Pero si comparamos a México con otros países como Venezuela, que está en muy mal momento, o Corea del Norte, que ni siquiera permite un mínimo nivel de disidencia, no estamos tan mal, más allá de la pobreza del debate, vivimos en democracia y cada quien puede decir exactamente lo que quiera, tenemos libertad de expresión… y bueno ese es el mínimo ingrediente necesario para vivir en democracia, lo que pasa es que no sabemos debatir con madurez”, redondeó Trujillo.

Raúl Trejo Delarbre, doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Maestro en Estudios Latinoamericanos y Licenciado en Periodismo por la misma Facultad, consideró que la desigualdad social en el país también influye en la mala calidad del debate, debido a que las personas que trabajan 12 horas diarias para hacerse del sustento diario más elemental y no tienen acceso a una televisión u otros medios, no se encuentran lo suficientemente informadas.

Además, criticó que los candidatos políticos tienen temor a hacer propuestas capaces de enfrentar la desigualdad económica y en los debates e intercambios presentan trazos de su política económica en los que no se exponen a una confrontación para confirmar si pueden o quieren erradicar este problema en el país.

EL CAOS EN LAS REDES

El impacto de la web hoy en día es cada vez mayor, las noticias se propagan en cuestión de segundos, pero ¿qué pasa cuando estas noticias son falsas y sólo causan polémica en vez de cumplir su verdadera función de informar?

Esteban Illades, periodista y editor mexicano, autor de Fake News: La Nueva Realidad, señaló que este fenómeno se puede definir de dos formas: “La primera, la más obvia, noticias falsas, una explicación muy sencilla, pero vale la pena hacerla. Y la otra es un objeto de discusión, es decir, cuando a alguien no le gusta algo, lo llama fake news, no importa que sea cierto o que sea falso, no importan los hechos detrás, yo digo que son fake news y ahí se acaba la discusión”.

La propagación de noticias falsas en México se debe a la desconfianza hacia las instituciones y los medios de comunicación, ya que durante el siglo XX sólo existía una verdad, la información falsa que publicaban los medios tenía una línea oficial, indicó el periodista.

“El problema de la llegada de las fake news es que las personas discuten con datos falsos y eso genera desgaste en el debate y que la gente se confronte con premisas falsas. Es muy importante distinguir entre la información verídica y la falsa porque no sólo se empobrece el debate, se pierde el tiempo”, enfatizó Oliveira.

Los medios de comunicación convencionales no están exentos de esta problemática, ya que por improvisación o por falta de contraste, muchas veces no difunden la verdad, sino las versiones que se ajustan a su ideología y postura editorial, indicó Trejo Delarbre.

Según Illades, las noticias falsas viajan hasta seis veces más rápido que una verdadera, por eso destacó la relevancia del proyecto compuesto por varios medios de comunicación: Verificado, el cual se encarga de investigar qué información, publicada en medios digitales y difundida en las redes sociales, es falsa o verdadera.

DESCALIFICACIONES

Otro factor que afecta el debate en redes sociales son los estereotipos que se utilizan para deslegitimar la opinión de otra persona como “chairo”, que sólo empobrecen el debate.

Trujillo dijo que las adjetivaciones con insultos y descalificaciones afectan la discusión e impiden el diálogo; en cambio el uso de sustantivos como democracia, viabilidad, derechos humanos enriquecen y ayudan en la búsqueda de verdaderas soluciones.

“Los adjetivos peyorativos no abonan en nada, más bien lo que hacen es ofender, y si queremos discutir, las ofensas no son la mejor forma; imagínense que quieren llegar a discutir con alguien y llegan ofendiendolos, la otra persona se va a poner a la defensiva. No es la mejor estrategia”, enfatizó Oliveira.

“A mí me han dicho de todo, ‘chairo’, ‘pejelieber´ y hasta ‘peñabot’. Tenemos más adjetivos y menos discusión, y eso hace de toda la experiencia política algo negativo”, reveló el editor de la revista Nexos.

¿POPULISTAS?

En los últimos años, a raíz de elecciones populares y procesos democráticos alrededor del mundo, el término populismo ha cobrado mucha relevancia. Trejo Delarbre definió lo definió como una suplantación del pueblo por parte de una organización o un personaje político, la concentración del poder. Los populistas hablan a nombre del pueblo cuando no lo representan y justifican ciertas decisiones y acciones con este término cuando son representados por otros segmentos de la población.

‘‘La palabra populismo se ha desvirtuado porque, realmente en política, significa una relación directa entre el gobierno y el pueblo, pero ahora se utiliza negativamente para descalificar candidatos, cuando todos participan, de una u otra manera, en algún tipo de populismo’’, aseguró Illades.

De acuerdo con Trujillo, el populismo es decir lo que la gente quiere escuchar, por lo que está presente en la retórica de todos los candidatos y resulta inevitable su presencia en una contienda electoral. Sin embargo, lo que importa es que el ganador cumpla lo que prometió.

Oliveira, en la acepción negativa del término, coincidió con Trujillo en que se trata del uso de palabras y recursos, de demagogia, que no es sino una forma de hipocresía para convencer a la población de votar por un determinado candidato, sin que éste tenga un auténtico compromiso de construir un mejor futuro para el país.

EL DEBATE EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

La información que comparten los medios de comunicación convencionales e impresos juegan un papel importante en la opinión de las personas. Con su información, tienen el poder de crear distintas percepciones de la realidad.

Los medios nacionales reciben apoyos gubernamentales que claramente marcan su línea editorial y lo que se espera es que la nueva prensa ya no dependa de esos patrocinios y pueda conseguir los fondos para subsistir, como Animal Político y Mexicanos contra la corrupción, analizó Illades.

‘‘En la historia del periodismo mexicano se ha mostrado una verdad única en distintos medios de comunicación, estamos muy acostumbrados a eso. Pero ahora que tenemos medios propensos a publicar falsa información, tendemos a creer todo aquello que concuerda con lo que pensamos… las noticias que estén de acuerdo con lo que yo creo es lo que consumo’’, añadió.

Illades expresó que es necesaria una ciudadanía más crítica con la información que consume diariamente, ya que en este periodo electoral se han publicado filtraciones sobre los candidatos en los medios que han originado un periodismo de reacciones en el que no se investiga a fondo.

DEBATES DE CANDIDATOS

Trejo Delarbre dio una valoración negativa a la organización de los debates que han tenido los candidatos a la presidencia en México, pues si bien sus propuestas quedan claras, no ha existido una verdadera discusión sobre la viabilidad de los proyectos.

Añadió que esto se debe al formato mismo del debate, en el cual se da a los candidatos un tiempo limitado para responder, se encuentran apremiados por los conductores y, en consecuencia, tratan de lucirse y desacreditarse entre sí en vez disponer razones.

“Yo apuesto por un modelo más al estilo europeo, en donde los candidatos se sientan a conversar delante de uno o dos periodistas; si se menciona alguna propuesta ahí mismo puede discutirse. Hay que pensar en eventos menos espectaculares y menos abiertos”, dijo.

Sobre los debates entre candidatos, Trujillo dijo que tienden a basarse en falacias ad hominem; es decir, ataques a la persona, antes que un intercambio de ideas. El electorado general merece un panorama detallado para tomar una decisión y lo único que tiene es un pleito entre los aspirantes en lugar de una discusión de propuestas.

HABLAR DE POLÍTICA… ¿HABLAR DE QUÉ?

L.M. Oliveira sostuvo que lo ideal es que la política consista en una discusión sobre el futuro y lo público. Sin embargo, lo que se ha atestiguado es su conversión a una lucha descarnada por el poder y por defender los intereses de algunos grupos, que no ve por el bien de la mayoría, y de ahí se desprende el desprecio hacia los políticos.

Raúl Trejo Delarbre planteó que la política no remedia todos los problemas del país, pero sin política y sin democracia las cosas siempre son peores.

“Cuando hablamos de política deberíamos hablar sobre lo que aspira cada uno de los mexicanos, el problema es que ese es un ideal. Cuando hablamos de política hablamos de crispación, confrontación, codazos electorales, corrupción, noticias de ocho columnas que suelen ser malas noticias. Muy pocas veces hablamos de ideas”, concluyó Julio Trujillo.

 

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